Notas / Mujeres, Charles Bukowski
Alejandro Cernuda, Alcorcón: 25/1/2025
Compartir esta nota Tweet

Más que una novela Mujeres es un bestiario de la vida moderna, donde protagonista y escritor, y hasta sus entusiastas lectores se confabulan en el más alucinante zoológico literario del siglo XX. Henry Chinaski nos deja los dientes entumecidos con su maratónico desfile de chifladas, prostitutas, drogadictas, religiosas y todo tipo de homo sapiens con vagina que se asoma a la vida de un escritor, un viejo indecente, de éxito tardío, dispuesto a follar con todo lo que se menea, mientras se conserva en alcohol.
Como todo lo de Bukowski y su magistral obra, la novela Mujeres va conformando un poco la toma de conciencia de su alter ego, Chinaski, y la de los lectores. Aquí el amor no pinta nada, es un saco de basura que hay que cargar mientras se cruza un río de orina, de acuerdo con la definición que nos regala el propio autor. Sabiendo que no es verdad, que no se va a quedar con ninguna, ya sea porque no puede o no quiere o la puta suerte, como Chinaski, de repente comenzamos nosotros, los lectores, de alguna manera a comprender, a intimar con cada una de esas chicas.
A él, a Chinaski, lo comprendemos desde el principio, y eso es lo bueno de la gente.