Notas / La verdadera vida de Johann Sebastian Bach

¡Cuánto se ha escrito sobre Bach! ¿Cabe otra biografía? Klauss Eidam demuestra que sí. Hay algo que decir después de Johann Nikolaus Forkel, de Spitta, la fuente más citada cuando se habla de la vida del gran compositor alemán y nunca traducido a nuestro idioma. El mismo Eidam responde a estas preguntas en la introducción de su libro, una biografía con fuertes pretensiones, que no nos habla del famoso Bach, todo lo contrario. Nos habla de un desconocido compositor oculto por la pátina de quienes han encubierto o, tal vez, ni siquiera conocieron.

No utiliza sus palabras, prefiere citar a Goethe. «Ya no queda duda en nuestros días de que la Historia del mundo debe ser reescrita de tiempo en tiempo. Tal necesidad no se debe a que hayamos descubierto nuevos acontecimientos, sino a que hay nuevos puntos de vista, porque el ciudadano de tiempos de progreso es conducido a una situación desde la cual se observa y juzga el pasado de una manera nueva.»

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Luego de varios años dedicado al estudio de la vida de Bach, el escritor logra sacar la verdad -su verdad- a la luz. Tal como nos cuenta que hizo nuestro compositor, quien no fue un niño prodigio y sí fruto de un esfuerzo considerable y continuado por apropiarse del conocimiento abstracto de la música, de aprehender la música como experiencia abstracta, no de convertirse en un musicólogo ni cosa parecida. La afirmación precedente es importante para desmontar algunos de los mitos sobre el compositor alemán, en particular aquel que lo presenta, en una “versión mejorada” en los tiempos de la RDA, como portavoz de la ilustración. No, dice Eidam, no era Bach de lo mejorcito en cuanto a intelectualidad y hasta niega la posibilidad de que tuviera una biblioteca. Era sólo un músico con experiencia y una capacidad sobrehumana para componer música.

Otro gran mito desmontado por Klaus Eidam tiene que ver con la versión anterior de Bach, de el hombre de iglesia. No se juzga en esta biografía la religiosidad de Bach, de la cual, por otra parte, no hay razones para dudar. Se entiende, sin embargo, un orden distinto al aplicado. Bach tocaba en la iglesia porque allí estaba el órgano, porque era un trabajo al fin y al cabo; o sea, su interés primario estaba relacionado con la música, no con la alabanza de Dios.

Es tan grande el trabajo de Klaus Eidam que, luego de entender que nadie había corroborado la información de Spitta en los últimos cien años, que sólo Spitta había revisado los archivos del Concejo de Leipzig, volvió a repetir los pasos del famoso biógrafo y aun fue más allá, con el objeto de entender los hechos, buscó información de aquellos involucrados en la vida del músico, como por ejemplo de Ernesti, rector de la universidad de Leipzig en los últimos años de Bach y que sistemáticamente se dio a causarle problemas al compositor de marras.

Luego de tantas pesquisas Eidam nos presenta lo que sería la tercera reencarnación de Bach, y no sólo eso. Abre la puerta a más biografías como ésta, de otros personajes que, tal vez -recuérdese la frase de Goethe- no se hayan contado a la altura de nuestros tiempos.