Notas / Elecciones presidenciales USA 2024
Alejandro Cernuda, Alcorcón: 6/11/2024
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Habemus papam, ha dicho el protodiácono de la Fox. Es la fiesta de Donal Trump, pese a que aún falta el veredicto de los compromisarios. Esconden la cabeza la cohorte de analistas políticos que pronosticaban la certeza del próximo presidente dentro de cuatro días, debido a las encuestas o a su propia miopía. Estos visionarios olvidaron -siempre olvidan algo- que ocho años antes Donald Trump había ganado unas elecciones más reñidas, contra una Hillary Clinton más rival que la opción improvisada, de último minuto, del partido demócrata.
No era rival el viejo Joe Biden, ni tampoco la controvertida Kamala. Pocas cosas pueden competir contra un personaje como Donald, aupado por el dinero, dos atentados, las mismas directivas que lo pusieron antes en el poder y una personalidad tan bizarre, tan más allá de toda influencia del cuarto poder, como lo es Putin o lo fue Mandela en su momento.
Es la fiesta de los republicanos en Estados Unidos y muchos lo celebran alrededor del mundo. Putín lo celebra, tal vez, aunque la caída del precio del petróleo no parece convenir a sus intereses, aunque haya acusado de bella a Kamala Harris en una entrevista anterior. Otros se escandalizan, no comprenden a esos norteamericanos locos que votan a un tipo, tan parecido a ellos que, bueno, también parece loco. Los cuatro años que Donald Trump pasó en la Casa Blanca trajeron agitación, hoy se pronostican vientos fuertes para la política y la economía en los próximos cuatro años. Es esa agitación lo que muchos sienten que necesita este mundo nuestro.
Nos gusta la democracia cuando responde a nuestros intereses, de lo contrario, le vemos las costuras, las manchas. No es perfecta, es lo que tenemos. Si la democracia no responde a los intereses de una, cien o mil personas sólo ratifica que la suma de nuestra visiones es imperfecta y hasta puede que el tiempo demuestre que fue equivocada, pero es lo mejor que tenemos… por ahora.