Notas / Cien años de soledad

Alejandro Cernuda, Alcorcón: 16/12/2024


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Independiente a los valores que podamos encontrar en la serie de Netflix, la propia mención de la novela Cien años de soledad es una invitación para una lectura del libro. Lo he hecho, con inusual disciplina, antes de ver la primera temporada.

Lo que se ha dado a llamar la novela más grande de la literatura española, después del Quijote, prevalece y lo hará, pese a lo controvertido que puede ser este calificativo. Tal vez el Quijote sea la obra más grande después del Quijote mismo. No lo sé. Ambas se disfrutan a la tercera o la cuarta lectura, seguros de que vamos a perdernos en sus vericuetos y a descubrir nuevas perspectivas. Ambos son trabajos descomunales de la inteligencia humana y, por suerte, irrepetibles.

En cuanto a la serie, la verdad es que me ha ayudado a entender un poco mejor la genealogía. Me parece abierto a la crítica, como todo proyecto ambicioso. La vi mejorar con cada capítulo y me hizo fruncir el entrecejo con todo aquello que interpreté como un añadido. Atraerá los comentarios de los miles de especialistas en la obra de Gabriel García Márquez. Buenos y malos comentarios que no le quitarán el lustre inherente a toda gran apuesta.

Se han tomado muchas licencias, es cierto, pero no veo otra manera de cumplir con esa ambición de convertirse en una serie popular y al mismo tiempo contar una historia que desde un principio se planteó como un reto literario y, por tanto, algo a la altura del entendimiento de quienes tienen la suficiente práctica para entenderlo.

Más que crítica esta nota es un acuse de relectura.