Notas / Taras Bulba

Hay un presente y un pasado en la decisión y el proceso creativo de esta pequeña novela, la más extensa de las cortas escritas por Gógol. Fue publicada en 1835 por primera vez, justo cuando el autor llevaba dos años de su breve y poco fructífera carrera como profesor de historia medieval en la Universidad de San Petersburgo. De ahí su presente en el proceso creativo. El pasado, aún reciente, pues Gógol no llegaba a los treinta, viene de sus años anteriores a San Petersburgo, cuando, en Ucrania, compartió, con mucha probabilidad, con personas más aficionadas a la cultura cosaca. 

Taras Bulba no es el mejor trabajo de Gógol, tal vez ni siquiera la mejor ficción escrita sobre los cosacos. Es una tragedia sin la complejidad necesaria de carácter… Por ejemplo, el hijo se enamora de la polaca enemiga y en menos de dos minutos resuelve cambiar todo a cambio de un “gesto”; luego Taras lo mata sin la más mínima consideración. 

La situación dramática, que es atemporal, se ve deslucida, aún más, por el maniqueísmo con que se tratan los personajes. ¿Exagera el autor el carácter de los cosacos? No es importante, el carácter se puede exagerar… en la comedia. 

La primera edición de esta novela fue mutilada por la censura. Tal vez haya perdido algo de brío en ese momento. Lo demás, la obra nos ofrece una oportunidad de saber cómo veía Gógol y tal vez sus contemporáneos al belicoso pueblo cosaco, guardián de la fe ortodoxa contra católicos y tártaros.