Breve paso por Amberes

Alejandro Cernuda, Antwerp: 8/7/2012

Me fui a Amberes. Equivoqué el camino, hice un viaje de herradura y desemboqué en Breda. Perdí entonces dos horas en ida y vuelta de esta ciudad sureña de los Países Bajos. Cuando por fin llegué a Amberes me enfrenté al laberinto de localizar la casa de Rubens bajo una llovizna, la brisa y un frío cruel.

Era lunes, la casa de Rubens estaba cerrada y nadie me supo dar razón. No quedaba nada que hacer en el segundo puerto en importancia de Europa y una de las colecciones más grandes de diamantes, pero todo su lujo, sus tiendas caras, de arquitectura ecléctica y sus joyerías especializadas en diamantes, todo me obligaba a la indiferencia. Por eso entré en una cafetería donde sólo estábamos la camarera y yo, pedí un expreso y abrí un libro hasta la hora en que debía regresar.

Llegué a casa de Joost y manifesté mi decisión de partir inmediatamente para Hasselt, pero él tuvo a bien usar sus dotes de político y partí a la mañana siguiente.

Bélgica Mundo

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