Notas / Magalia Quondam

Alejandro Cernuda, Las Navas del Marqués: 13/7/2024


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Magalia Quondam

Entre castillo y palacio se impone al paisaje de Las Navas del Marqués, en Ávila, la construcción mayormente renacentista -aunque con torre circular probablemente más antigua, mucho más- que gusta de monopolizar el paisaje de un pueblo dado al recio estilo carpetovetónico. Cuenta la leyenda que el primer morador de tal edificio, Pedro d’Ávila, tuvo una hija de nombre Magalia, la que, por supuesto, se enamoró de un centauro que andaba por allí y se subió a su lomo sin ensillar, cosa que ha propiciado hasta hoy, en noches calmas, la posibilidad de escuchar esa voz que repite Magalia, Magalia, en los pasillos interiores del edificio renacentista con balcones colgantes y patio interior. 

Que un centauro se lleve a lomos una señorita es una escena que, para intelectuales zoofílicos, rivaliza con aquella del rapto en Creta de Pasifae por el toro. Aparte de eso, aparece como la explicación afortunada del nombre con que hoy se conoce al palacio / castillo. 

Pero un vistazo al interior puede bastar para entender que el marqués era bastante fanático a las inscripciones y las lápidas en latín. Un poco de reflexión e internet bastan para saber que magalia en el idioma de los emperadores puede referirse a una choza o tienda o a esos sitios propicios a la pernocta del ganado y que quandom, sin dudas, significa en otro tiempo. De repente tenemos otra teoría, tal vez la inscripción se refiere a que antes del castillo o palacio o el mismo pueblo, aquello no era más que un valle, unas navas, donde descansaban las vacas. Hipótesis confirmada en la buena calidad del chuletón que se consume en la zona. 

Magalia -que no he visto en la descendencia consultada del marqués- puede ser un delicioso nombre de mujer, en particular si es pelirroja como asegura la leyenda, y de pensamiento podemos seguir insinuando el encuentro entre lo delicado y lo descomunal; pero siempre quedará la sospecha de que, a diferencia de nuestros propios demonios, los centauros no existieron jamás.

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