Notas / Los negocios de Julio César

Alejandro Cernuda, Madrid: 18/5/2024


Es una novela histórica si se quiere hoy en ambos aspectos contenido y forma. Pertenece a ese tipo de literatura que suele traicionar al autor. El intento de hacer parecer la historia de Roma y en especial de Julio César con aspectos modernos de la economía y la política de izquierdas y derechas de finanzas de bolsa de bancos de sindicatos se debe al empecinamiento de el autor de educar a las masas en lo que le entendía como el bien y el mal; sin embargo, esa dicotomía se ve frustrada por algo que generalmente ocurre cuando se trata sobre personajes reales en una historia de ficción, estos caracteres se revelan, se niegan a ser juzgados con la vara de otros tiempos.

Supongo que muchos lectores e incluso al propio autor hayan sospechado que detrás de esta historia llena de finanzas traiciones y ambiciones, escrita con segundas intenciones, hay una corte de personajes capaces de ser más estimulantes que la misma pretensión de hacer manifiesto de las causas sociales.

Durante la lectura sentí la necesidad de verificar los hechos históricos que sirven de marco: la conjuración de Catilina, el repudio de Pompeya, la decisión de César de renunciar al desfile triunfal tras su regreso de Hispania en favor de su postulación como cónsul. No sentí, sin embargo, ganas de apuntarme al sindicato ni a la lucha de clases. Si la novela fue escrita con ambos propósitos, cumple a medias una función intelectual y a la vez traiciona, como muchas veces pasa con el arte.

Julio César no era más que una marca personal para un hombre con ambiciones superiores a los demás o por lo menos más inteligencia, o suerte, para llevarlas a cabo. Tal vez sea yo quien esté extrapolando ahora, pero esto, ya se sabe, no es una obra de arte.

Aun la idea de que todo estaba basado en una ambición financiera es totalmente falsa, tal vez no en el fondo pero si en la forma ingenua en que se puede llegar a pensar el significado del dinero como fin y no como instrumento en las páginas de un libro sobre las finanzas ocultas de el fundador del imperio.

Intentar explicar al público moderno como funcionaba la economía en los tiempos del Imperio romano con salpicaduras de jerga contable actual es una opción paternalista. Creo que podría haberlo hecho sin poner una bolsa de valores en el foro romano.

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