Notas / Historia sexual del cristianismo

Alejandro Cernuda, Alcorcón: 4/1/2025


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Las matemáticas, con sus férreas leyes, han repetido varias veces que no bastan, para probar una teoría, la acumulación de ejemplos. Tal vez la ciencia de los números repite este precepto, una y otra vez, a causa de su propia ineficacia para demostrar lo contrario.

La historia sexual del cristianismo es eso, un catálogo de ejemplos con el objeto de probar la tesis de que el hombre de hoy, en lo relativo a la sexualidad, está poderosamente influenciado por una serie de preceptos esgrimidos por un grupo de pastores de cabras en lo que hoy es el profundo israel. Ya habíamos tratado un tema semejante en la nota La p de Babilonia, el desafortunado texto de Fernando Vallejo.

El libro de Karlheinz Deschner, pese a estar bien documentado y esa documentación asentada propiamente en una extensa bibliografía, comete el error de partir de un error típico en la historiografía: asumir que unos pocos hechos bastan para constatar los extensos márgenes de tiempo. Es un error de perspectiva y no, no me refiero a la parte en la que se refiere al periodo cristiano, si no al anterior. Creer que las proscripciones del sexo y de la discriminación de la mujer, de los homosexuales, de los pajeros, es cosa sólo del cristianismo y no existió antes que éste, es, sencillamente, una mentira.

Tan falso como cierto es el enorme impacto que ha tenido el cristianismo en nuestra cultura y en esas obsesiones de las que no nos ha sido fácil escapar, ni siquiera durante la liberadora etapa de la revolución sexual de los años sesenta. El cristianismo está por todas partes, pero cierto es que la parte atea del mundo, tampoco logra muchos avances en este aspecto, pese a negar la existencia de Dios que, digo yo, es un pecado mayor que más o menos un polvo a deshoras. Pensar que la mojigatería que acusa el mundo es sólo a causa de la religión, es un análisis apocado.

Dicho esto, coincido con el autor en que la religión no ha ayudado ni ayuda en nada; sin embargo, el hombre debería reinventarse toda la cultura para acceder a forma lícita a todas esas libertades que el cuerpo nos pide de vez en cuando.

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